sábado, 5 de septiembre de 2009

La Caja de Metal~

Primera Parte:


Violette se froto las manos, miro con cuidado y se dispuso a correr, debía salir de allí lo antes posible y no dejar que por nada del mundo la encuentre … la oscuridad de aquellos pasillos se hacia interminable y el frío cruel le astillaba los dedos como vidrio molido. Desesperada, sin encontrar salida, rogaba que aquella pesadilla terminase, pero el miedo era tan real que ni el sueño mas horroroso se le igualaba.
La lúgubre luz de la luna que atravesaba los escarchados ventanales daba la impresión de que en cualquier momento iba a aparecer … El encierro la envolvía, la luz desaparecía con cada paso que daba y un sudor frío le recorría la espalda; el cansancio se apoderaba de su cuerpo, el miedo de su mente. “Corre, corre … no dejes de correr!” repetía una voz en su cabeza.
-¿Quién eres?- se dijo asustada
Pero la voz solo decía aquellas palabras. La incertidumbre llegaba hasta la punta de sus pies. Repentinamente un estruendoso ruido atravesó el pasillo y congelo a Violette en medio de su escapatoria. Aterrada, comenzó a mirar por doquier para ver donde aparecía … Nada.
-Tranquila, es solo un ratón - trataba de calmarse.
Nuevamente, otro atroz sonido se oyó, seguido de unos pasos fuertes y constantes que cada ves se acercaban mas a ella.
-Te encontré …- dijo la profunda voz detrás de su espalda.
En ese momento, a Violette se le inmovilizo hasta el ultimo músculo de su cuerpo, y el miedo lleno cada espacio, de la cabeza a los pies. Su mente quedo en blanco, y le pareció que el cemento del suelo y ella eran una sola cosa.
Aferro fuertemente contra su pecho aquella fría cajita metálica, cerro los ojos y deseo con todas sus fuerzas desaparecer.
Lentamente, el gélido aire de los oscuros pasillos se torno calido, las pálidas paredes de cemento derruido desaparecieron en lugar de otras de color anaranjado, y el duro suelo en el que se creía botada fue sustituido por una blanda y suave cama.
Bruscamente abrió los ojos y se sentó de golpe en la cama. La cabeza le daba vueltas y los terroríficos sentimientos permanecían en su cuerpo, recorriéndola como molestosas hormigas apuradas. Totalmente desconcertada, miro a su alrededor hasta detenerse sobre el velador situado al lado de la cama, mirando detalladamente aquel pequeño objeto metálico brillante. Era la cajita de sus sueños, aquella con la que tantas veces había soñado y ahora estaba tranquilamente en ese lugar. Su corazón se acelero y el pánico retorno a ella, imborrable, dispuesto a comer toda su calma.
De súbito se abrió la puerta, mas nadie entro; sin embargo una silueta oscura se podía divisar al otro lado. Una vos dura y familiar se dirigió a ella:
-Por fin despiertas …
Violette paralizada por el pánico, sintió que la sangre dejaba de correr por sus venas.

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